Reseña de la conferencia "Reconfigurando los Reinos de Indias. La corte virreinal de Lima a fines del siglo XVII"

Cartel del evento.
Fuente: Teatro de la Municipalidad de Lima
La conferencia celebrada el 7 de junio de 2017 por Juan Jiménez Castillo en el Teatro de la Municipalidad de Lima, versó sobre las reformas políticas acaecidas en el reino del Perú a finales del siglo XVII (1650-1700), tras las revueltas de 1640 en los diferentes reinos de la Monarquía hispana. 

Desde este enfoque, Lima se presentó como una Corte Real, vertebradora del territorio, siendo una de las pocas capitales virreinales que se mantuvieron fieles a la Corona a lo largo de este período tan convulso. Un ejemplo de ello fue la pacificación del tumulto de Puno a principios de 1670, en los que el virrey conde de Lemos, puso fin a los movimientos secesionistas de los hermanos mineros Salcedo. A raíz de dicha revuelta, el virrey aprovechó la ocasión para reconfigurar el territorio interno del virreinato. 

La capital limeña o ciudad de los Reyes, se convirtió a finales del siglo XVII en una de las ciudades más importantes de la Monarquía hispana. Así lo recogen los libros de Cabildos de la propia ciudad, haciendo gala de fundamento: "es una de las ciudades mas opulentas y políticas del mundo."


El historiador Juan Jiménez Castillo en un momento de su intervención.


Desde Lima, los virreyes tuvieron un control efectivo del territorio. Realizaron numerosas reformas, como la re-apertura de la Casa de la Moneda en 1683, cerrada desde 1592, con el consiguiente aumento de las arcas reales; reestructuró la milicia y guardia personal del virrey, así como la composición de las compañías marítimas; se amuralló la ciudad en 1684 bajo el gobierno del virrey Melchor de Navarra y Rocafull, duque de la Palata; se alzó al éxtasis a Santa Rosa de Lima en 1671, estableciendo a una santa limeña como patrona de América, otorgando a dicha ciudad de una personalidad propia, así como un acto más de autoridad en la lucha fratricida que enfrentaban a las diversas ciudades virreinales, disputando el protagonismo a Lima, como Cuzco, Santiago o Quito.




No obstante, la mayor consulta de reforma orquestada desde la capital del reino del Perú, fue el intento de crear un tercer virreinato en América: el reino de Nueva Granada. Dos fueron los virreyes que tramitaron su preocupación al Consejo de Indias: el conde de Castellar (1674-1678) y el mencionado duque de la Palata (1681-1689). Ambos vieron la necesidad de hacer de América un cuerpo tricéfalo, para su mejor administración y control. 

Los constantes ataques que estaban sufriendo los reinos de las Indias por parte de franceses e ingleses, tuvo que tener una respuesta definitiva y clara, amén de todas las fortificaciones que se estaban desarrollando. Fueron los propios indianos los que vieron la necesidad de reestructurar el reino, en un momento en el que se estaba apaciguando las revueltas en Mesina (1678), así como se puso control y delimitación jurídica a la figura del virrey con la publicación de las Leyes de Indias en 1680.


Panorámica de la conferencia en la que podemos admirar la belleza de la sala del Teatro de la Municipalidad de Lima

Con ello se observa, cómo la ciudad limeña mantiene una estructura de poder clara y definida que vertebró a todas las entidades políticas del reino del Perú, manteniéndose fiel a la Corona, justificando que el sistema virreinal y cortesano adoptado por los reinos americanos, no solo era bueno para mantener la autoridad en el territorio, sino que además era el mejor medio para sofocar dichas revueltas. Por ello, se hace presente la importancia de explicar la situación política de Lima en el reinado de Carlos II.

Juan Jiménez Castillo es doctorando desde 2014 por la Universidad Autónoma de Madrid. Miembro del Instituto Universitario “La Corte” en Europa (IULCE). Profesor desde hace tres años en la misma universidad.

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