La pasión de Juana de Arco de Carl T. Dreyer

En 1926 llegaba el director danés Carl T. Dreyer al París de las vanguardias tras firmar un contrato con la Sócieté Générale de Films para dirigir una biografía, aún por determinar, de una gran mujer francesa. 

Las opciones eran tres; María Antonieta, Catalina de Médicis o Juana de Arco. Cuenta la leyenda que fue la elección entre tres cerillas lo que decidió que fuese Juana pero, sinceramente, no cuadra con un director cuya legendaria meticulosidad es retratada por todos sus biógrafos. Cuento una anécdota; para algunas de las escenas de su película Vampyr, la bruja vampiro (1932) el decorado tenía que tener telarañas en puntos previamente marcados por el director. Estas no podían ser ficticias, y el equipo se pasó semanas atrayendo arañas y alimentándolas con insectos para que tejieran las telas en los lugares indicados. ¿Dejaría un tipo así el argumento de un proyecto al azar? No lo creo...

Volvamos a nuestra historia principal. Dreyer se decanto por Juana por varios motivos. María Antonieta quedaba excluida, pues ya había aparecido en su polémico film de 1921 Las páginas del Libro de Satán (Blade af Satans bog). Catalina de Médici quedaba también fuera pues, parece ser, a Dreyer no le interesaban en demasía los ambientes cortesanos. 

Juana, en cambio, reunía varias premisas que le interesaron al danés. Para empezar era un personaje que le permitía hablar de lo que más le interesaba al director; esto es la intolerancia a lo largo de la historia en sus muchas variantes, como ya dejó claro en la citada Las páginas del libro de Satán. La segunda cuestión que interesó al director es la contemporaneidad del personaje. Con ello me refiero, evidentemente, no a que Juana -del siglo XV- fuese contemporánea a Dreyer, pero sí su canonización, acaecida en 1920, siendo papa Benedicto XV.

Alguno se preguntará en estos momentos si Licencia Histórica se desliza peligrosamente hacia el cine abandonando la historia o es que, definitivamente, se me ha ido la cabeza. Sin negar de manera categórica esta última opción, la razón por la que traigo aquí a Dreyer y su película La pasión de Juana de Arco (1928) es por su celo historiográfico a la hora de preparar el filme. 
Fotograma de La pasión de Juana de Arco. Maria Falconetti como Juana.
Fuente: cinestonia
Cierto es que el primer acercamiento de Dreyer a la Doncella de Orleans, como también se conoce a Juana de Arco, fue por medio de la novela homónima del escritor francés Joseph Detlteil,  integrante del dadaismo, y escritor maldito de la literatura francesa. Pero esta no fue su fuente, pues tenía tanto rigor histórico como un libro de Pío Moa. Dreyer acudió y trabajó con el historador Pierre Champion, quien en 1920 había publicado de manera íntegra y anotada las actas originales del proceso de la santa. Así, al comienzo del film se nos informa que:
En la Biblioteca de la Cámara de Diputados en París se conserva uno de los más extraordinarios documentos de la historia mundial: el libro de sesiones del juicio a Juana de Arco, juicio que acabó con su muerte. Las preguntas de los jueces y las respuestas de Juana fueron transcritas al pié de la letra. Leyéndolo descubrimos a la auténtica Juana. No a la joven de armas, sino la sencilla y humana muchacha que murió por su país y somos testigos de una drama sorprendente una joven piadosa muchacha enfrentada a un grupo de teólogos ortodoxos y poderosos jueces.
Es decir, que como buen historiador acude y explicita las fuentes y eso sería una constante a lo largo de su carrera, no sólo en el acercamiento a Juana. Defendiendo su proyecto Las páginas del libro de Satán mandaba a un directivo de la productora una carta de la extraigo este breve fragmento.
¿Le ha dicho usted al Director General que he recorrido toda la ciudad para encontrar auténticos “tipos” meridionales para que hagan de figurantes en mi historia española? […] ¿Le ha dicho usted al Director General que he trabajado durante meses en bibliotecas para encontrar cada detalle de mis decorados? No he delegado nada en otros, todo lo he hecho yo sólo. ¿No demuestra todo esto que mi propósito es hacer algo distinto a una película de mero consumo? […]
Dreyer, como cualquier historiador, primero analiza las fuentes y posteriormente crea su propio relato. Y el cine, como el ensayo, tiene sus límites físicos. Por ejemplo, Dreyer, redujo el proceso de Juana a una sola jornada, Evidentemente el juicio fue mucho más largo, pero para  adecuarlo al relato cinematográfico, se redujo a una sola jornada. Igualmente ocurre con los escenarios. Pero es que el historiador hace lo mismo, desecha unos hechos sobre otros o, al menos, da más importancia a unos hechos sobre otros. Exponer todo en un libro o en una película es simple y llanamente imposible. 

Otra cuestión interesante es ver cómo afronta Dreyer la figura de Juana. El director opta por alejarse de la visión hagiográfica de la santa y nos muestra a una mujer con una religiosidad que los hombres de la iglesia no entienden. Aplastada por la irracionalidad y la intolerancia de la iglesia. Unos hombres de la iglesia mostrados como monstruos intolerantes, lujuriosos y crueles. Claro que es una visión propia del director. Nos ofrece su propia visión, sus conclusiones. ¿No hace acaso lo mismo el historiador? Ofrecer su visión sobre una cuestión. Siempre se intentará que esta sea lo más objetiva posible, pero en el momento que la obra historiográfica se produce por una persona, la objetividad pasa a ser un ideal deseable pero difícilmente alcanzable. La propia práctica historiográfica es interpretación de los datos. 
Juana se prepara a morir. Fuente; Cineteca Alameda.
Como espectador, no como crítico cinematográfico, recomiendo vivamente el visionado de esta joya. Absolutamente imperial la interpretación de Maria Falconetti como Juana aguantando como una roca cientos de primeros planos, haciendo de Juana una figura que su dolor traspase la pantalla. Unos decorados minimalistas y un atrezzo mínimo que dejan el peso de la película a los actores. Sorprende la realista ejecución de la santa que da paso a unas escenas de picados y contrapicados de los soldados atacando a la población que aún hoy sorprenden por muy abrumados que estemos los espectadores del s. XXI con el bombardeo de imágenes. 

Y se puede ver de manera gratuita en Youtube. Bueno, bonito y gratuito.

Un saludo.


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