Quiero publicar

La más que recomendable obra de Gabriel Zaid Los demasiados libros comienza así:

“Los libros se multiplican en proporción geométrica. Los lectores, en proporción aritmética. De no frenarse la pasión por publicar, vamos hacia un mundo con más autores que lectores.”

La editorial Lulu, que publica cien libros diarios pagados por sus autores, estima que en 2052 habrá en Estados Unidos 148 millones de autores y 129 millones de lectores.

Este es el panorama. Publicar es algo que a día de hoy hace cualquiera pero que te lean ya es arena de otro costal. Publicar ya no es el problema, sino hacerlo con criterio.

Muchos de los que hacemos carreras de Humanidades tenemos la ilusión de tener un día nuestro trabajo publicado. Aunque esta pretensión es lícita y buena puede llevarnos a precipitarnos en ello. Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones. Yo no publicaría nada antes de acabar el máster por lo menos. Y aún así lo haría muy protegido por profesores que evaluaran mi trabajo antes de pensar en publicar.

La semana pasada leía esto en un libro:


Esta es una tarea (escribir una Historia de España) que ha tentado a no pocos historiadores nacionales y extranjeros; algunos incluso haciéndolo antes de que la senectud llamara a sus puertas. Aunque todo es lícito, yo bien creo que este es un trabajo para cuando los años, y más que los años, los lustros, se han ido acumulando y con ello se han ido decantando nuestras reflexiones sobre esta materia  a la que hemos dedicado toda la vida.



Esto lo escribía D. Manuel Fernández Álvarez poco antes de morir en su último libro España. Biografía de una nación. Tenía 88 años. A pesar de ser todo un señor catedrático con enorme experiencia, no olvida la prudencia.

Hay interesantes proyectos como http://www.ab-initio.es/ pero reitero que yo no me arriesgaría. El prestigio tardas años en conseguirlo y minutos en perderlo. Os van a juzgar por vuestro primer trabajo y como este sea malo ya puedes escribir luego el mejor estudio de todos los tiempos que no te valdrá de nada. Así de simple.

Mucho cuidado con las venas artísticas. Está bien tenerlas pero no publiquéis nada que no sea estrictamente histórico si queréis ser investigadores. Si lo hacéis siempre con pseudónimo. Si eres catedrático, y sólo en ése caso, como si te quieres hacer guionista/dibujante de El Jueves o ir al programa de Iker Jiménez. Es una regla no escrita del mundo académico. Ojos y oídos atentos para saber estas reglas y no perdamos el tiempo intentando luchar contra ellas. Es muy romántico pero poco efectivo. Como decía Marcial en uno de sus epigramas “No se puede ser independiente y tragón al mismo tiempo”.

¿Entonces dónde publicar? Preferentemente en revistas de impacto avaladas por la comunidad científica. Podemos saber todo sobre este tema leyendo el más que interesante artículo de la profesora M. Jesús Zamora Calvo “Índices de impacto en publicaciones científicas”. Este es el único camino válido y el único que reconoce la ANECA, que pese a tener sus detractores, sigue siendo la que nos calificará académicamente para futuros puestos. Su funcionamiento, dicho muy grosso modo, es como las ahora famosas agencias de calificación pero con la ventaja que no son juez y parte al ser un organismo del estado. Vuelta a lo mismo, nosotros a lo nuestro y a adaptarnos a lo que nos piden.

Me quedo con las ganas de explicaros un poco más sobre el funcionamiento del mundo editorial entre otras cosas pero no quiero alargar en demasía el post. Seguiremos hablando de esto. Por ahora recordad,  paciencia, trabajo y humildad y las publicaciones llegarán por sí sólas.

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