Desde el país de la nube blanca a la tierra de los más valientes galos

Ka mate! Ka mate! Ka ora! Ka ora! (¡Muero!¡Muero!¡Vivo!¡Vivo!)
Haka ejecutada por la selección neozelandesa de rugby antes de sus partidos

Estaba yo pendiente del inicio de un partido del, actualmente en curso,  mundial del noble deporte del balón oval, del cual me declaro seguidor irredento e impenitente, cuando un documental que veía mientras esperaba el comienzo del mismo me llamó la atención. Trataba sobre las trincheras en la Primera Guerra Mundial, y mencionaron la existencia de un regimiento británico de maoríes que construyó varios túneles y trincheras en la zona de Bélgica durante el conflicto.

Como buen aficionado al rugby estoy acostumbrado a la sonoridad de los nombres maoríes, así como a disfrutar en los partidos de su capacidad de entrega en el cuerpo a cuerpo y su rapidez. Impotentes a la larga contra las armas europeas y durante mucho tiempo condenados a la miseria de los pueblos conquistados, esta raza de guerreros indómitos ha cambiado la guerra ancestral por un deporte donde logran grandes éxitos usando las mismas virtudes que les convirtieron en temibles combatientes: valentía, fuerza, velocidad y orgullo. La sagrada tradición de las danzas bélicas antes de los partidos de rugby atestigua estas cualidades.

Sin embargo, al igual que me ocurrió con la presencia de nombres italianos en Escocia, me llamó poderosamente la atención el dato del documental. Sobre todo, porque me parece un desperdicio emplear a algunos de los mejores guerreros del mundo en el cuerpo a cuerpo en hacer trabajos de excavación. Por tanto, no he tenido más remedio que investigar un poco.

Efectivamente, los maoríes fueron reclutados por el ejército británico a partir de 1915. El hecho de que Nueva Zelanda fuese aun una colonia inglesa y la gran pérdida de vidas en las horrendas batallas de aquellos años indujo a ello a la metrópoli. Esto llegó a producir gran rechazo en la tierra de la gran nube blanca, puesto que tras soportar casi un genocidio y la dura represión tras la rebelión de 1860, se veían ahora obligados a luchar por los blancos en un conflicto que no les atañía en absoluto. El hecho de que, si bien los demás soldados neozelandeses sí les veían como personas y no sólo como soldados, el apelativo de “contingente nativo” dado por el ejército puede darnos una idea la percepción del mismo sobre los isleños; esta nomenclatura se mantuvo hasta 1947.

La gran curiosidad aquí es que fueron precisamente los maoríes, durante las guerras coloniales, quienes comenzaron a emplear las trincheras en la era moderna contra los británicos. Durante la década de 1840 construyeron complejas redes de trincheras y fortificaciones para protegerse de la eminentemente superior potencia de fuego británica, y llegaron a provocar porcentajes de bajas enemigas de más de un 33%, como en 1845 durante la batalla de Ohaeawai

Así pues, no es de extrañar que durante la guerra de trincheras del frente occidental los británicos decidiesen que los maoríes podían ser muy útiles en las tareas de construcción y optimización de las mismas. Resulta muy curioso ver, en excavaciones realizadas en la zona de Ypres, a 12 metros bajo tierra, letreros que bautizan con nombres de ciudades neozelandesas a los túneles excavados por estos soldados. En la tierra de los más valientes entre los galos, soldados llegados desde el otro lado del mundo llegaron a dar una lección de ingeniería práctica a sus conquistadores.

La cosa es que los británicos no tienen ni idea de gastronomía, pero de tontos no tienen nada, y menos en estas lides. Los soldados procedentes del Pacífico Sur no fueron empleados solamente en estas tareas, pues se ganaron la admiración de muchos de sus camaradas del hemisferio norte durante los combates en Galípoli, donde sufrieron duras bajas, y estuvieron presentes en el Somme, Messines, y Le Quesnoy. Junto a los gurkhas nepalíes, los maoríes han participado en grandes gestas del ejército británico, aunque los súbditos de Su Graciosa Majestad no den apenas publicidad a las hazañas de las tropas coloniales. De hecho ambos cuerpos participaron, durante la Segunda Guerra Mundial, en el asalto final a Montecassino, que resulto ser un combate cuerpo a cuerpo, a muerte y sin prisioneros.

Pueden obtener más información sobre estos hechos en ésta página neozelandesa. Espero hayan disfrutado de este pequeño pedazo de historia tanto como yo investigándolo… o viendo las victorias de los All Blacks y las águilas del mar sobre les bleus.

E haere rā!

Juan.

Comentarios

  1. !! Qué caro te vendes !! Hasta hoy y al calor del legendario Athenas no sabía que este blog era tuyo.

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