Historia absurda de España, de Ad Absurdum

Foto policial del interfecto
(Ad Absurdum blog)
Bien saben aquellos que tienen contacto con la Historia, sea por profesión o por devoción, que es muy complicado encontrar un discurso que sea a la vez completo y conciso, riguroso y ameno, objetivo y personal. Y todos, como lectores, nos hemos enfrentado en algún momento a auténticos pelmazos; claro que puede ser todavía peor cuando el pelmazo eres tú y encima te das cuenta de que lo eres... cosa que, por otra parte, muchos son incapaces de percibir.

Si hemos tenido la mala suerte de tener una amplia plantilla de profesores de Historia cargantes, que hacen poco más que repetirte listas de reyes y batallas, lo más probable es que no estés leyendo esto, ni conocerás el blog Ad Absurdum, ya que habrás cogido auténtica tirria a la materia. 

En todo caso, definía Ambrose Bierce en su "Diccionario del diablo"  a la Historia como un relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares casi siempre necios. Así que partiendo de una filosofía que entronca con la del norteamericano, estamos a tiempo de reconducirte, ya que precisamente los autores de Ad Absurdum han escrito un libro para que conozcas la historia de España de otra manera. 

Concretamente, a carcajada limpia, ya que los murcianos Isaac AlcántaraJuan Jesús Botí y David Omar Sáez  no dejan títere con cabeza en nuestra Historia de los últimos cinco siglos, dejando al descubierto a muchos de esos pillos gobernantes o necios militares (y eso siendo políticamente correctos).
Como los quijotescos títeres que dan origen a la expresión, así acaban nuestros próceres en el libro (Ya está el listo que todo lo sabe)
Salvo que seas un experto (e incluso, en algunos momentos, si lo eres), puedes llegar a enfrentarte a momentos que, mediante la reducción al absurdo, hagan tambalearse muchas de las ideas tradicionales sobre nuestros últimos siglos. Y es que, reconozcámoslo, incluso los lectores voraces de temas históricos tenemos nuestros tótems, así que no digamos todos los que nos ha vendido la historiografía "oficial". 

Y claro, descubrir las "peculiaridades" de varias de nuestras testas coronadas, unos cuantos trapos sucios o llegar a constatar que incluso uno de nuestros reyes llegó a creerse rana no contribuye, precisamente, a que les sigamos teniendo en un pedestal. Aunque paradójicamente, también rehabilita parcialmente la figura de uno de los que han sido tradicionalmente arrastrados por el fango... tendrán que leer el libro para saber cual.

¿Se trata, entonces de un anecdotario? Pues sí y no; realmente, estas batallitas donde descubrir al rey Boris I de Andorra, una gran trama de corrupción basada en la especulación inmobiliaria en el siglo XVII o la productora porno de la casa real constituyen pinceladas de color sobre el relato general, que hila las mismas para que descubramos que, en el fondo, tampoco hemos cambiado tanto con el tiempo.

Este es el trato de los chicos de Ad Absurdum a las vacas sagradas de la Historia... (Google Play)
Pero más allá de las anécdotas y los tumbamitos, en lo personal reconozco que me ha venido estupendamente el descacharrante repaso a nuestro siglo XIX, siglo  del que no hay forma de desentrañarle el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. Otro cantar es el siglo XX, que todos entendemos centrado en la Guerra Civil, y por el que es imposible pasar sin meterse en charcos; aunque a estos muchachotes les da bastante igual salpicarse con este tema y el de la Transición, visto lo visto, así que se recomiendo a un 50% de los lectores que lleguen a esta parte demostrando su sentido del humor (cosa que llevarán haciendo ya unas 300 páginas, por otra parte).

En todo caso, no podemos más que felicitar al equipo de Ad Absurdum por su labor, tanto a través de éste libro como en su blog y en redes sociales, ya que demuestran que es posible (y necesaria) la divulgación con sentido del humor. Y como la letra con risa entra, han configurado un estilo para ello que está teniendo una muy merecida aceptación. Por todo ello: ¡enhorabuena, y seguid así!

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