I Workshop "La Corte en Europa". De la sociedad cortesana a la sociedad burguesa. Los inicios de la moda en el s. XIX

Entrada del museo.
El viernes tuvimos el honor de asistir a este primer workshop, realizado en el Museo del Traje,  CIPE, de Madrid.

La presentación del mismo estuvo a cargo de la directora del Museo, Helena López del Hierro; el antiguo director del IULCE, José Martínez Millán; y el nuevo director del mismo, Manuel Rivero.

El protagonista del workshop, el traje, tiene un significado dentro de la cultura cortesana, de ahí su celebración. El objetivo es ampliar el conocimiento sobre este aspecto cultural. El Workshop estuvo dividido en tres sesiones.
Los desastres de la Guerra. Goya (Wikipedia)
En la primera sesión, presidida por José Martínez Millán (IULCE-UAM), se intentaba contextualizar históricamente la visión del traje y los cambios de moda en España. Primeramente, el catedrático Amadeo Quondam, de la Universidad de Sapienza, Italia nos habló sobre distintos tipos culturales de moda durante el Antiguo Régimen, y concretamente, sobre "il bellator che volle farsi miles litteratus prima e gentiluomo poi", como fruto de la experiencia de su investigación. 

Quondam analiza que el el vestido es un signo de identidad, de estatus que se observa en todas las circunstancias de la vida cotidiana a través de diferentes repertorios populares como el de Cesare Vecellio: Costumes anciens et modernes. Habiti antichi e moderni di tutto il mundo (vol. 1), publicado por primera vez en 1590, donde se observan los códigos de la moda del momento. Con la aparición de la cultura cortesana, aparece una nueva "forma de vida" en el que el vestido adecuado y  el bueno comportamiento ante la sociedad tenía que ser adquirido si se quería triunfar entro de la corte.

Los colores monocromáticos del siglo XVI, después de la Contrarreforma, se tenía que cambiar a trajes con colores más policromáticos, a partir de la centuria siguiente hasta llegar a su punto culminante en el siglo XVIII como podemos ver a través de la obra de Pompeo Batoni.

Retrato de María Antonieta con 
un vestido camisa de Rose Bertin.
La segunda conferencia estuvo a cargo de Mª Victoria López Cordón afirma lo que explicaba Amadeo Quondam. El color es la clave, sobre todo para el siglo XVIII y el negro se vincula con los colores de la guerra, como se puede ver a través de los grabados de Goya.

Los colores, como el rojo, obtiene un nuevo significado, ya desde la Revolución Francesa, ejemplo de exaltación social y los motines. Tras la aparición del Majismo, las clases populares, aparecerán con blanco y mantoncillos rojos, con flores y mantillas, que la aristocracia también adaptarán utilizando la toquilla o mantilla. Por otro lado, el azul y el blanco, se harán presentes con la Restauración y ya, a partir de la llegada de Mª Cristina de Borbón, será el color político por excelencia.

Elvira González Asenjo, conservadora de indumentaria del Museo del Traje y también la directora de este Workshop, se encargó de hacernos un recorrido por la moda del siglo XIX y haciendo referencia a las indumentarias conservadas en el propio museo.

Elvira nos hace un recorrido por todo el siglo XIX, en España , bajo la influencia de la moda parisina, como en el caso de las mujeres se van reduciendo las colas de los vestidos y el talle se alarga hasta la cintura o aparecen nuevas indumentarias como el vestido camisa, muy utilizado por María Antonieta, entre otras. 

En cuanto a la indumentaria masculina, el traje francés también predomina (podemos ver la existencia de esa indumentaria en el Museo del Traje, tal y como aparece en la fotografía que hicimos). El frac comenzó a introducirse en la aristocracia española y otras piezas fueron evolucionando como fue el caso de la chupa, que se fue reduciendo hasta ser lo que conocemos como chaleco.


Foto de la exposición de Elvira con un traje
masculino situado en el Museo del Traje.
Tras la Guerra de la Independencia, según Elvira, la "identidad" de lo español en ese momento se vería a través de elementos populares como la basquiña, la mantilla o los sombreros. Poco a poco, los grandes señores también imitan estos elementos populares, adaptándolos a su poder adquisitivo y gusto. De esta manera, se comienza a internacionalizar la moda, algo que se globalizará a través de las publicaciones periódicas de moda.

La segunda sesión, hacía referencia a los distintos tipos de indumentaria para cada ocasión. En el caso de la realeza, el guardarropa, oficios situados dentro de la Cámara (una de las principales secciones de la Casa Real), se encargaba de obtener las telas para la realización de las vestimentas. En este sentido, J. Eloy Hortal nos enseña la evolución que esta sección tuvo desde la implantación de la Casa de Borgoña y durante todo el siglo XVII, a través del establecimiento de ordenanzas e instrucciones cuyo objetivo, sobre todo en el siglo XVII, era disminuir los gastos, y organizar las funciones y competencias de cada servidor real. Por su parte, Amalia Descalzo, nos cuenta que con la llegada de los Borbones a España, la moda comienza a ser un fenómeno social y, concretamente, Felipe V, hasta el fin de la Guerra de Sucesión, por razones políticas tenía entre sus servidores, dos sastres, uno para que le realizara trajes a la española y otro para confeccionar trajes a la francesa. José Sancho, se encargó de mostrarnos que dependiendo del escenario, la moda cambia. Y así ocurre en los cuadros dónde aparecen los Sitios Reales. Dependiendo de la indumentaria se observa si es de propaganda real o de ropa de diario o paseo, como ocurre con el retrato de Carlos III.
Carlos III, cazador (Colección BBVA) vs. Carlos III con el hábito de la Orden de Carlos III (Wikipedia)
Al mismo tiempo que los reyes pasaban más tiempo en los Sitios Reales que en Madrid, la propia ciudad también iba cambiando. En este sentido, Álvaro Molina, nos presenta a través de las obras de Antonio Rodriguez Onofre, la evolución de la vestimenta en la ciudad madrileña durante los primeros años del siglo XIX. Además de eso, también nos mostraba que en los grabados se muestran los distintos espacios de sociabilidad, con diferentes paisajes, el uso de las mantillas (en caso de mujeres) o si eran en zonas interiores, la presencia de alfombras.

Si en las dos primeras sesiones nos acercaron a las indumentarias de la época y el contexto de su utilización, en la tercera y última sesión, nos mostraron la evolución de la técnica en la industria textil (pasando del taller a la fábrica, tras la Revolución Industrial) y a la difusión de la moda, a través de publicaciones periódicas, en un primer momento.

En este sentido, Silvia Carbonell abrió esta última sesión exponiendo la evolución de las máquinas de algodón con la llegada de la industrialización y la mejora de la confección de tejidos. Esto, como todos sabemos, llevaría a la migración de la población rural a las ciudades, en busca de trabajo.


Autorretrato Christoph Weiditz (Wikipedia)
Por su parte, María Prego de Lis, nos ofrecía las diversas formas de estudiar la moda, comenzando por los libros de trajes o los códices de trajes de Christoph Weiditz para los inicios de la Edad Moderna. Ya en el siglo XVII observamos la creación de boutiques de moda especializadas y la difusión de la moda se realiza a través de láminas, grabados o muñecas para dar paso en la siguiente centuria a las primeras revistas, que en el caso de España, llegaría más tarde que en Francia. Un ejemplo de ello sería el periódico de las damas o posteriormente el correo de las damas. Actualmente, según María, existe un gran número de recursos digitales como Europeana, Hispana, la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de Madrid o la Biblioteca virtual de prensa histórica, entre otros.

Dentro de la difusión de la moda, a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX hubo criticas y diversas opiniones sobre la indumentaria infantil, algo de lo que nos habló Gemma Cobo. Gemma defendía que a través de los tratados de educación, se intentaba mostrar qué tipo de vestimenta era el adecuado para un niño.

Para terminar la sesión, Jesusa Vega, nos aclaraba que en Madrid, las tiendas se localizaban en la calle Montera, san Gerónimo, el Carmen, la plaza del Sol y la plaza mayor, a finales del s. XVIII. Todas ellas solían estar adornadas, e incluso algunas tenían algún elemento de devoción. Ir de compras era algo cotidiano y multifuncional, según ella, pues además de ponerse a la moda comprando telas o diversas indumentarias, también solían visitar las peluquerías o almacenes de moda.

Tal y como decían al clausurar el evento, este tipo de talleres o workshops son necesarios, por un lado, para unir experiencias entre museos y proyectos de investigación pero también para dar conocimiento histórico sobre algo tan natural como es el vestirse. Desde el blog, esperamos que no sea el único en celebrarse y en el caso de ser así, intentaremos estar para contarlo.

¡Que paséis un gran día!

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