Una boda ¿gay? en el siglo XVI

Si bien a lo largo de la historia la normalización de la homosexualidad y la permisividad de las distintas culturas y sociedades con la misma ha variado mucho, evidentemente, en la muy católica monarquía de los Austrias, ésta no tenía cabida, por lo menos en la vida pública. Por tanto, lo que les voy a contar hoy no es, evidentemente, una verdadera boda entre hombres, pero es lo más parecido que podía verse; y sin duda, sería realmente digno de verse semejante cuadro, ya que semejante pompa y boato hubieran quedado realmente raros de haber existido una fotografía del momento en cuestión.

Viajemos hasta 1598; el príncipe de Asturias Felipe, dentro de poco Felipe III, está prometido con Margarita de Austria, a la sazón, prima suya, pues era nieta de Fernando I, el hermano de Carlos I de España y V de Alemania, es decir, el abuelo de Felipe III. Se concertó igualmente el matrimonio entre Isabel Clara Eugenia, hermanastra de Felipe III (hija de Isabel de Valois), con el archiduque Alberto de Austria, hijo de Maximiliano II y hermano de la cuarta esposa de Felipe II, Ana de Austria, o sea, la madre de Felipe III. Con lo que Felipe II pasaba de cuñado a suegro. Y tras rezar la novena en su cuarto, en unos segundos atraviesa la quinta... igual el gráfico les ayuda un poco.

Árbol genealógico de la casa de Austria (Salustiano García vía Blogdehistoria.info)
Como pueden imaginarse, con este follón endogámico y quasi-incestuoso, para ambas bodas tuvo que haber dispensa papal, por parte de Clemente VIII, el cual tras concederla se ofreció a oficiar la ceremonia de casamiento entre las dos parejas. En todo caso, de genética no se sabía mucho en la época, y luego se extrañarían de que Carlos II saliera como salió, el pobre. Felipe II falleció en el Escorial en septiembre de 1598, por lo que Felipe III subía al trono y Margarita se convertiría en reina de España y Portugal en el preciso momento en que el matrimonio tuviera lugar. 

Mientras que los austríacos se desplazaron hasta Italia, debido al luto y el protocolo, la corte española envió una delegación para que la boda se realizase por poderes. La ceremonia tuvo lugar en Ferrara el 18 de Abril de 1599. En la catedral, el Papa desposó primero a Margarita con Felipe III, representado por el archiduque Alberto. Y a continuación, se produjo la boda del propio archiduque con Isabel Clara Eugenia, dando lugar a la pintoresca escena de la que hablamos.

El Archiduque Alberto, por Frans
Pourbus el joven (Wikipedia)
La infanta había dado poderes para el matrimonio al duque de Sessa, Antonio Fernández de Córdoba y Cardona, descendiente del Gran Capitán, como atestigua su título nobiliario. Así que el duque de Sessa, muy modosito, dio la mano al archiduque, y ambos pronunciaron el sí, quiero; arrodillados, recibieron la bendición nupcial por parte del Sumo Pontífice. Imaginamos que no hubo carantoñas ni un "¡qué se besen!", pero no me digan que la estampa no sería, sin duda, digna de ser inmortalizada.

La ya reina embarca camino de Valencia, donde la esperaría Felipe III; aunque el rey llega en pocos días la reina tarda 35 días en hacer el recorrido, debido al mal tiempo. Las celebraciones ascendieron a 950.000 ducados, de los que la mayoría salieron de los bolsillos de los valencianos, quienes para la celebrar la boda mantuvieron a Felipe III y toda su corte en la ciudad durante más de tres meses. Y eso, tras haberse declarado una bancarrota apenas 3 años antes. Vamos, que, como el resto del montaje, a día de hoy no hay quien lo entienda.

Fuentes:
  • Carlos Fisas (1988): Historias de las reinas de España, Planeta.

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