La aldea de los locos

El último barómetro del CIS de 2014 publicó los resultados sobre hábitos de lectura en España, según el cual el 35% de los españoles no lee "nunca o casi nunca". Esa curiosa especie llamada "optimistas" se empeñará, sin duda, en darle la vuelta al dato, ya que las matemáticas dicen que, por lo tanto, el 65% restante lee, al menos "alguna vez al trimestre". A mí pensar que más de un tercio de la gente que tengo alrededor no lee más allá de las etiquetas del champú me resulta descorazonador.



Por cierto, que un 37,5% de encuestados afirman que sus padres nunca les leían cuentos o libros de pequeños. Número muy cercano al porcentaje de "no lectores", lo cual nos puede dar una pista sobre la que trabajar. A mi cabeza llegan imágenes de niños dignas de las obras de Dickens, pero tampoco es justo sacar conclusiones, pues en cada familia tendrán sus circunstancias.


Luego están las lecturas obligatorias del colegio, que creo que casi todos odiábamos. Los no lectores porque les suponía leer. Los lectores, porque nos suponía aplazar o interrumpir una lectura que habíamos escogido voluntariamente para ponernos con el "Lazarillo" o similar; no sé quién demonios considera que se fomenta la lectura entre los chavales de 13 años obligándoles a leer cosas en castellano antiguo... Los ya lectores estábamos ya ganados para la causa, y lo que pueden conseguir es que los poco aficionados a eso de los libros abandonen el barco por desesperación.



En todo caso, con los años, uno encuentra su lugar. Sus gustos. Sus autores y temas favoritos (por cierto, que la novela histórica tiene un destacadísimo 23,6% de aficionados, según el estudio). Y, salvo épocas donde las obligaciones de distintos tipo lo impiden, siempre hay algo que leer dentro del campo visual.

Un 14,1% de los lectores afirma leer 13 o más libros al año, sin entrar en diferenciar papel o electrónico. Considerando desde los breves opúsculos que se leen en una tarde hasta los tomos que amenazan con deforestar el Amazonascon una media de 1 libro leído cada 2 semanas y media, es decir, unos 21 al año, unas cuentas sencillas me dicen que estoy un un grupo formado por un 9,1% de los españoles. Una inmensa minoría. La aldea de los locos...
  • Locos por haber empezado a leer compulsívamente antes de cambiar los dientes.
  • Locos por sabernos de memoria álbumes enteros de Astérix, Lucky Luke, Tintín o Mortadelo.
  • Locos por haber leído, releído y vuelto a leer algunos libros hasta casi destrozarlos.
  • Locos por renunciar a horas de sueño a cambio de acabar un capítulo más.
  • Locos por no ver el programa de moda en la TV porque estamos leyendo.
  • Locos porque normalmente preferimos leer el libro a ver la película.
  • Locos por pasarlo mal por los protagonistas, cuando aún queda más de medio libro.
  • Locos por comprar una nueva remesa de libros cuando aún tenemos 20 en lista de espera.
  • Locos por pensar que pasar la tarde en una librería es un plan fantástico para un sábado.
  • Locos por comentar el lunes en la oficina lo bueno que es el libro que nos hemos acabado, en lugar del resultado del fútbol.
  • Locos por leernos libros que nos obligan a pensar, en lugar de apagar el cerebro tras un día horrible en la oficina.
  • Locos por ir en el metro arrastrando un tocho de 1.000 páginas.
  • Locos por agobiarnos porque no podremos vivir suficiente para leer todo lo que querríamos.
  • Locos porque siempre pensaremos que un libro es uno de los mejores regalos que pueden hacerse.
  • Locos por haber leído tanto, y ser imposible decir cual es nuestro libro favorito, pues todos ellos forman ya parte de nuestro ADN.
  • Locos por ocupar tanto espacio en casa con libros que ya hemos leído.
  • Locos por no ser hombres (ni mujeres) de un sólo libro.
  • Locos por incordiar.
En todo caso, de los 46.725.164 españoles que somos, un 9,1%, o sea, 4.251.989 formamos el censo de la aldea. Puesto que uno de los buques insignia de la telebasura, "Gran Hermano" (Orwell debe estar retorciéndose en su tumba) alcanzó una audiencia promedio de 2.686.000, parece que nos queda un resquicio de esperanza en la aldea de los locos, que resiste, ahora y siempre, al invasor.

La aldea irreductible, llena de locos, que resiste, ahora y siempre, al invasor
La aldea irreductible, llena de locos, que resiste, ahora y siempre, al invasor (Papel en blanco)
Fratres: ¡Fuerza y honor!

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